ROMPIÓ LA VASIJA DE ALABASTRO
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Estos días el amor de Jesús nos repasa por todos lados.
Por eso hoy queremos hacer del monasterio, de nuestra casa, como un hogar de
Betania, capaz de derramar el mejor perfume a los pies de Jesús.
Cuando encontramos el Cristo-Sufriente en los caminos de
nuestra vida, queremos romper la vasija de alabastro con perfume, delante de
Él. Esta locura merece un elogio de Jesús, como pocos hay en el evangelio.